La Gaceta Oficial de la República de Cuba publicó una resolución que extiende por tres meses más la exención de aranceles para la importación de alimentos, productos de aseo e insumos médicos. La medida, vigente desde las protestas del 11 de julio de 2021, permitirá la entrada sin restricciones de estos artículos hasta finales de abril, siempre que no tengan carácter comercial.
La disposición aplica a viajeros cubanos y extranjeros que ingresen a la Isla con productos esenciales. No se establecen límites en la cantidad, pero deben cumplirse las normativas sanitarias y de seguridad. Según la Gaceta, la prórroga busca paliar la escasez de bienes básicos en la red de comercio estatal, en medio de una crisis económica prolongada.
El gobierno ha mantenido esta flexibilización ante el agravamiento del desabastecimiento en la Isla. La falta de acceso a bienes de primera necesidad ha obligado a muchos cubanos en el exterior a enviar productos esenciales a sus familiares. La medida representa un alivio para quienes dependen de las importaciones personales para cubrir sus necesidades diarias.
Economistas han señalado que esta política no resuelve los problemas estructurales de la economía cubana. Consideran que la dependencia de los envíos del exterior y la falta de producción interna perpetúan la crisis de abastecimiento. La prórroga, si bien útil a corto plazo, no soluciona la raíz del problema: la incapacidad del Estado para garantizar una oferta estable en los comercios locales.
El impacto de esta política es evidente en aeropuertos y puertos, donde la cantidad de equipajes con alimentos y medicamentos ha aumentado significativamente. Muchos viajeros se organizan para traer insumos en grandes volúmenes, beneficiando tanto a familiares como a terceros a través de la reventa informal.
En paralelo, la Gaceta Oficial también ratificó la posibilidad de importar plantas eléctricas de emergencia. Estos equipos, esenciales en un país con frecuentes apagones, pueden ingresarse sin restricciones de cantidad, aunque sí están sujetos a aranceles. La Aduana de Cuba ha establecido un descuento del 70% en el pago de estos derechos.
Las plantas con una potencia inferior a 900 vatios generan un costo aduanero de 200 puntos dentro del límite de importación anual de los viajeros. Para equipos entre 900 y 1.500 vatios, el valor asciende a 500 puntos, mientras que los modelos de mayor capacidad, hasta 15.000 vatios, consumen la totalidad del cupo de 1.000 puntos permitidos por año.
Estos dispositivos pueden ingresarse como parte del equipaje acompañado o mediante envíos por vía aérea, marítima, postal y de mensajería. La creciente demanda de plantas eléctricas refleja la precariedad del sistema energético cubano, donde los cortes de electricidad afectan la vida cotidiana y el funcionamiento de sectores clave como la salud y la alimentación.
Aunque la importación de estos artículos proporciona cierto alivio, no soluciona los problemas de fondo. La falta de inversión en infraestructura y la dependencia de fuentes de energía obsoletas siguen generando apagones prolongados en diversas provincias.
La extensión de la exención arancelaria y la autorización de importación de plantas eléctricas responden a la presión de la crisis interna. Sin embargo, sin cambios estructurales en la política económica y en la producción nacional, las medidas seguirán siendo paliativos temporales en una situación que continúa deteriorándose.