
En una ceremonia celebrada el 4 de julio, el presidente Donald Trump firmó su histórica ley de presupuesto flanqueado por legisladores republicanos y miembros de su gabinete, en lo que se considera uno de los logros más significativos de su administración.
El paquete legislativo, que incluye una serie de reformas fiscales y recortes en programas sociales, fue aprobado por el Congreso con el respaldo de las mayorías republicanas en la Cámara de Representantes y el Senado.
“Estados Unidos está ganando, ganando, ganando como nunca antes”, exclamó Trump después de firmar el documento, destacando que la nueva legislación traerá consigo un crecimiento económico sin precedentes. El mandatario aseguró que los recortes fiscales, que incluyen la eliminación de impuestos sobre las propinas y los ingresos de la Seguridad Social, impulsarán la economía y generarán nuevos puestos de trabajo.
Sin embargo, la aprobación del paquete no fue sencilla. En la Cámara de Representantes, el líder de la minoría demócrata, Hakeem Jeffries, pronunció un discurso histórico de 8 horas y 33 minutos en un intento de bloquear o retrasar la aprobación del proyecto. A pesar de su oposición, los republicanos lograron pasar el proyecto, que fue finalmente aprobado en el Senado con el voto decisivo del vicepresidente J.D. Vance.
El paquete de 869 páginas introduce una serie de cambios significativos en la política fiscal y social de EE.UU., lo que ha generado tanto entusiasmo como críticas. Entre los aspectos más destacados del paquete están los recortes permanentes de impuestos sobre la renta, que favorecen a las grandes empresas y a los ciudadanos de mayores ingresos.
Además, se crea una deducción fiscal para las propinas y el pago de horas extras, aunque con un límite hasta 2028. También se incluyen deducciones inmediatas para empresas en gastos de investigación y desarrollo.
Sin embargo, uno de los puntos más controvertidos del paquete es el aumento del presupuesto para la seguridad fronteriza, con la asignación de 46.500 millones de dólares para el muro fronterizo y 45.000 millones para nuevos centros de detención de migrantes.
Esta medida incluye la creación de 100.000 camas en centros de detención y la contratación de 10.000 nuevos agentes de inmigración, lo que ha generado protestas de defensores de los derechos humanos y críticos de las políticas migratorias de la administración Trump.
El paquete también incluye medidas en política energética, como la eliminación gradual de subsidios federales a proyectos eólicos y renovables que no estén operativos antes de 2028, lo que ha sido ampliamente criticado por defensores del medio ambiente. Además, se pone fin al crédito fiscal de 7.500 dólares para la compra de vehículos eléctricos, una medida que ha suscitado la desaprobación de empresarios como Elon Musk.
Otro aspecto polémico del paquete es la creación de las “Cuentas Trump”, un fondo de ahorro destinado a los recién nacidos, que incluye depósitos iniciales de 1.000 dólares.
También se incluye una inversión de 25.000 millones de dólares en defensa antimisiles bajo la iniciativa “Cúpula Dorada” y 10.000 millones para programas espaciales, incluyendo misiones a Marte y la desorbitación de la Estación Espacial Internacional.
El paquete legislativo ha dividido profundamente a los estadounidenses, con algunos celebrando las medidas como un impulso necesario para la economía y la seguridad nacional, mientras que otros lo critican por beneficiar principalmente a los ricos y las grandes corporaciones a expensas de los programas sociales y las clases más vulnerables.