
Las visas laborales en Estados Unidos continúan siendo una de las principales vías para que los inmigrantes obtengan la residencia permanente, también conocida como Green Card. Sin embargo, el proceso ha experimentado importantes cambios bajo la administración de Donald Trump, que ha endurecido los requisitos para ciertas categorías de visas. Estas medidas, que afectan especialmente a los inmigrantes de Cuba y otros países latinoamericanos, podrían dificultar el acceso a los beneficios migratorios que, hasta ahora, ofrecían ciertas garantías de estabilidad.
En general, existen varias categorías de visas laborales que permiten a los inmigrantes vivir y trabajar de manera indefinida en EE. UU. Las más relevantes son las visas EB-1, EB-2, EB-3, EB-4 y EB-5, cada una con requisitos específicos dependiendo de las cualificaciones y perfil del solicitante. La visa EB-1, destinada a individuos con habilidades extraordinarias en áreas como ciencia, arte o deportes, sigue siendo una de las más demandadas por quienes buscan hacer contribuciones excepcionales en su campo profesional.
Por otro lado, la visa EB-2 está dirigida a profesionales con títulos avanzados o con habilidades excepcionales en disciplinas como las ciencias o los negocios. Esta categoría requiere, en muchos casos, que el empleador presente una oferta de trabajo permanente y reciba la certificación laboral del Departamento de Trabajo de EE. UU.
La visa EB-3 se clasifica en tres subcategorías: trabajadores calificados, profesionales y otros trabajadores. En esta categoría, los solicitantes deben contar con al menos dos años de experiencia o una licenciatura, dependiendo de la subcategoría en la que se inscriban. Un aspecto clave de esta visa es la obligación del empleador de presentar una oferta de trabajo permanente, garantizando que el empleo no perjudique a los trabajadores estadounidenses.
Mientras tanto, las visas EB-4 y EB-5 abren puertas a inmigrantes especiales y a inversores. La visa EB-4 es para aquellos que desempeñan funciones religiosas o están empleados por organizaciones internacionales, mientras que la visa EB-5 está destinada a quienes invierten una significativa cantidad de dinero en una empresa estadounidense, permitiéndoles obtener la residencia permanente por su contribución económica al país.
El proceso para obtener la Green Card a través de una visa laboral comienza cuando el empleador presenta el Formulario I-140, que demuestra la calificación del trabajador para la categoría de visa solicitada. Además, en la mayoría de los casos, se requiere una certificación laboral (PERM) del Departamento de Trabajo de EE. UU., la cual asegura que la contratación de un trabajador extranjero no afectará negativamente a los empleos de los ciudadanos estadounidenses.
El procedimiento de ajuste de estatus es posible para quienes ya se encuentran en EE. UU., mientras que aquellos fuera del país deben seguir el proceso consular, el cual incluye una entrevista y la presentación de documentos. Una vez aprobada la solicitud, el solicitante recibe la Green Card y, con ello, la residencia permanente.
Sin embargo, el panorama ha cambiado considerablemente bajo el mandato de Donald Trump. Durante su administración, se implementaron medidas más estrictas para la selección y el escrutinio de algunas visas, especialmente aquellas vinculadas a trabajadores altamente calificados, como las visas H-1B y L-1. En marzo de 2025, el Departamento de Seguridad Nacional revocó el estatus legal de unos 530.000 inmigrantes, incluyendo a muchos provenientes de Cuba y otros países latinoamericanos, lo que afecta gravemente su capacidad para trabajar legalmente en EE. UU.