Miles de cubanos que han ingresado a Estados Unidos a través de la frontera suroeste se encuentran en un estado de limbo migratorio tras recibir el documento I-220A, quedando pendientes de una decisión judicial que podría resultar en una orden de deportación. Este escenario se agrava por la falta de preparación adecuada en las solicitudes de asilo, según el abogado especialista en inmigración, José Guerrero.
Durante las recientes audiencias, se ha evidenciado una tendencia preocupante: muchas historias presentadas por los solicitantes son juzgadas como no creíbles, lo que resulta en la denegación del asilo y la emisión automática de órdenes de deportación. “Es fundamental preparar el caso de asilo desde el principio y no esperar al día de la audiencia”, enfatiza Guerrero.
El experto también destaca la importancia de acumular pruebas contundentes, como declaraciones de terceros, reportes médicos de agresiones, y videos de represión policial, para fortalecer los casos presentados en corte. Sin embargo, aquellos que se enfrentan a la corte sin la preparación necesaria, enfrentan grandes dificultades para apelar sus órdenes de deportación una vez que su historia ha sido declarada no creíble.
Además, Guerrero insta a los afectados a explorar todas las opciones legales disponibles, incluyendo peticiones familiares, antes de que sea demasiado tarde. A pesar de los desafíos, las deportaciones directas a Cuba son relativamente bajas, con un promedio de solo 47 personas deportadas por vuelo mensual.
El contexto se complica aún más para los portadores del I-220A, dado que este documento no es reconocido como un parole a los fines de la Ley de Ajuste Cubano, lo que impide a muchos solicitar la residencia permanente en EE.UU.
