Casi un tercio de los emigrantes cubanos en 2024 eran jóvenes entre 15 y 34 años

Según reportes oficiales del régimen cubano, el 30% de la población que emigró de Cuba en 2024, es decir, casi un tercio, correspondía a jóvenes entre 15 y 34 años. Este dato refleja una de las tendencias demográficas más preocupantes para el país, que atraviesa una crisis migratoria y social sin precedentes.
La migración masiva de este grupo etario pone de manifiesto una significativa fuga de cerebros y la pérdida de una parte crucial de la fuerza laboral joven, con repercusiones directas en el desarrollo económico y social de la isla.
La población cubana ha experimentado una drástica reducción en los últimos años. Según los datos oficiales, al cierre de 2024, la población del país se estimó en 9.7 millones, lo que significa una disminución de aproximadamente 1.4 millones de habitantes desde 2020.
Esta caída en la población no solo se debe a la emigración, sino también a un saldo natural negativo, donde las muertes superan a los nacimientos. La emigración, especialmente hacia Estados Unidos y otros países de América Latina, ha acelerado este proceso.
Manuel Marrero Cruz, miembro del Buró Político y primer ministro cubano, encabezó recientemente una reunión clave de la Comisión Gubernamental para la Atención a la Dinámica Demográfica, donde se discutieron los efectos de esta migración y las posibles soluciones.
Durante el encuentro, Marrero Cruz destacó que este fenómeno migratorio debe ser abordado dentro del marco de los planes de desarrollo territorial y de producción de alimentos. Señaló que, si no se toman medidas adecuadas, la situación podría empeorar aún más, afectando las zonas rurales y exacerbando la crisis económica.
Las zonas rurales, que ya enfrentan dificultades económicas y sociales, son particularmente vulnerables por la falta de trabajadores jóvenes. Este vacío en la fuerza laboral podría derivar en una escasez aún mayor de alimentos y empeorar la situación económica general del país.
Las autoridades cubanas están trabajando en propuestas para mitigar las consecuencias de la fuga de jóvenes, entre las que se incluyen suplementos alimenticios para la población adulta mayor, con un enfoque en los hogares de ancianos y casas de abuelos.
Además, se discutió la necesidad de mejorar el programa materno-infantil, que depende en gran medida de la cooperación internacional y los donativos recibidos. La falta de trabajadores en los sectores clave de la economía está afectando la calidad de vida de muchos cubanos, y los esfuerzos para mejorar la estabilidad en las zonas rurales son cruciales para evitar que la situación empeore.
En relación con la migración interna, se presentó un análisis de las provincias emisoras y receptoras de población en Cuba. Aunque este fenómeno sigue siendo relevante, la atención se centra ahora en garantizar la estabilidad de las zonas rurales y en mejorar las condiciones de vida de sus habitantes.
Para ello, se está llevando a cabo un registro previo y un ensayo censal en varios municipios, pasos previos para la realización del censo nacional en 2026.
Sin embargo, durante la reunión, se reconocieron varias irregularidades en el avance del registro censal, con provincias como Santiago de Cuba y Ciego de Ávila avanzando significativamente, mientras que otras, como Guantánamo, Villa Clara e Isla de la Juventud, presentan retrasos preocupantes.
La realización del censo en 2026 será clave para la planificación de las políticas públicas y el manejo adecuado de la crisis demográfica que enfrenta Cuba.