El proceso de solicitar asilo político en la frontera de Estados Unidos con México se ha convertido en una prueba de resistencia para los migrantes, quienes enfrentan un tortuoso sistema de espera a través de la aplicación CBP One. Cada día, miles de personas ansían ser una de las 1.450 elegidas para presentar su caso, un camino lleno de incertidumbre y desafíos.
Según Luis Miranda, Subsecretario Adjunto Principal de Comunicaciones del Departamento de Seguridad Nacional de EEUU (DHS), el sistema CBP One fue diseñado para agilizar el proceso de citas en los ocho puertos de entrada y minimizar las prácticas peligrosas asociadas al cruce fronterizo. Sin embargo, la alta demanda ha hecho que la espera promedio para agendar una cita se extienda a ocho semanas, aproximadamente dos meses, aunque este tiempo puede variar significativamente.
Para acceder a este sistema, los migrantes deben estar ubicados en el centro y norte de México. La iniciativa busca ofrecer una solución ordenada y segura, evitando que los migrantes recurran a carteles o grupos criminales para cruzar la frontera. No obstante, la cantidad de citas disponibles está lejos de satisfacer la creciente demanda.
Durante la entrevista en el puerto de entrada, los oficiales de Aduanas y Protección Fronteriza evalúan cada caso individualmente, sin garantizar la entrada a EEUU. Dependiendo de su situación personal, algunos migrantes reciben una I-94, que funciona como parole, especialmente para los cubanos, mientras que otros enfrentan la emisión de la I-220A.
Este sistema, a pesar de ser un avance en términos de orden y seguridad, presenta importantes desafíos para quienes buscan refugio. La incertidumbre y la prolongada espera pueden tener un impacto significativo en la vida de los migrantes, que a menudo huyen de situaciones de riesgo y precariedad en sus países de origen.
La prolongada estancia en México, sin acceso a empleo y, en muchos casos, sin un estatus legal, repite las mismas situaciones de vulnerabilidad que los migrantes buscan dejar atrás. El DHS, bajo la dirección de Luis Miranda, asegura que continúan buscando maneras de mejorar el proceso de solicitud de asilo, equilibrando la seguridad fronteriza con la responsabilidad humanitaria hacia los migrantes.