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Importación de autos de lujo desde EEUU a Cuba genera más de 20 millones de dólares a Mipymes y embajadas

Autos antiguos en La Habana
El nuevo proceso de homologación de vehículos en Cuba (Fotos de Celimar)

En los últimos 15 meses, la importación de autos desde Estados Unidos a Cuba ha generado más de 20 millones de dólares. Al menos 22 empresas estadounidenses, autorizadas por la Oficina de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio de EEUU desde mayo de 2022, han exportado una amplia gama de vehículos, incluyendo autos de lujo como Tesla y Mercedes Benz, así como motocicletas y scooters eléctricos, híbridos y de gasolina. Los principales compradores en la Isla son empresas privadas conocidas como Mipymes y embajadas, según un informe del Consejo Económico y Comercial EEUU-Cuba.

Estas operaciones de importación no han sido reportadas por los medios oficiales cubanos, pero han generado notable atención en las redes sociales. Músicos, deportistas y emprendedores cubanos han mostrado sus nuevos vehículos importados, destacando modelos de lujo como Tesla y Mercedes Benz.

La cadena de importación se ha convertido en un negocio lucrativo, beneficiando tanto a los concesionarios en EEUU como a las agencias importadoras y al régimen cubano. La Aduana General de la República de Cuba cobra entre 20.000 y 56.000 dólares por cada auto importado, dependiendo del valor del vehículo. Estos costos, junto con los gastos de transporte y aranceles aduanales, son asumidos por el cliente final. A pesar del alto costo de poner un auto estadounidense en Cuba, los compradores que pueden permitírselo expresan su satisfacción en redes sociales.

El marketing en redes sociales es un componente clave de este negocio. Por ejemplo, una empresa estatal cubana que actúa como importador registrado publicó un video en Facebook titulado “Clientes satisfechos”, donde el salsero cubano Maykel Blanco agradece a la empresa por la rápida importación de su nuevo Audi.

En febrero de 2023, el ministro de Transporte de Cuba, Eduardo Rodríguez Dávila, anunció la autorización para la venta mayorista en MLC (Moneda Libremente Convertible) de vehículos nuevos y de segunda mano a todas las personas jurídicas cubanas y extranjeras, incluidas empresas estatales, firmas extranjeras, cooperativas y Mipymes. Estas ventas se realizarían a través de comercializadoras mayoristas con un margen comercial de hasta el 30%.

Rodríguez Dávila explicó que los ingresos de estos impuestos se destinarían al Fondo para el Desarrollo del Transporte Público. Sin embargo, a inicios de 2024, el gobierno elevó las tarifas de los pasajes en ómnibus, trenes y aviones nacionales, argumentando que los ingresos del Ministerio de Transporte no eran suficientes para mantener los servicios, que consideran altamente subsidiados.

En mayo de 2024, el Consejo Económico y Comercial EEUU-Cuba informó que La Habana importó más de 20 millones de dólares en vehículos de diverso tipo desde el territorio norteamericano entre 2023 y el primer trimestre de 2024. Este monto incluye carros nuevos y usados, motocicletas, tractores y repuestos.

Entre enero y marzo de 2024, la inversión en carros usados casi se triplicó, alcanzando 13.575.731 dólares. Además, las adquisiciones incluyeron repuestos como parachoques, partes de frenos y servofrenos, ejes y partes para tractores, y neumáticos para carretera, sumando decenas de miles de dólares.

A pesar del lucrativo negocio, el acceso a estos vehículos sigue siendo limitado a un segmento privilegiado de la población cubana. La mayoría de los cubanos enfrenta dificultades económicas significativas, lo que hace que la adquisición de un vehículo de lujo esté fuera de su alcance.

Además, el incremento en las tarifas de transporte público ha generado críticas entre la población, que enfrenta un panorama económico desafiante. La brecha entre los que pueden permitirse el lujo de importar autos y la mayoría de los ciudadanos que dependen del transporte público sigue siendo una fuente de tensión social.

El negocio de la importación de vehículos desde Estados Unidos a Cuba ha crecido de manera significativa, beneficiando a una cadena que incluye concesionarios estadounidenses, agencias importadoras y el propio régimen cubano. Sin embargo, la disparidad económica en la Isla y las recientes alzas en las tarifas de transporte público reflejan las desigualdades persistentes en el acceso a bienes y servicios.

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