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Migrantes cubanos y venezolanos enfrentan obstáculos en la frontera suroeste de EE.UU

Embajada de México en Cuba
Embajada de México en Cuba. (Foto: Captura de pantalla. Historia de la bandera-YouTube)

Migrantes cubanos y venezolanos que intentan acercarse a la frontera suroeste de Estados Unidos enfrentan nuevas trabas en el norte de México, pues las líneas de autobuses en Monclova, estado de Coahuila, impiden la venta de boletos para abordar dicho transporte y trasladarse hacia importantes puntos fronterizos como Acuña y Piedras Negras. Daniel González, defensor de derechos humanos, denunció que esta práctica viola los derechos humanos de los migrantes, quienes ahora se encuentran estancados en Monclova.

En la central camionera de Monclova, las líneas de autobuses niegan la venta de boletos a los migrantes basándose en su acento y apariencia. Esta discriminación ha generado una situación crítica, ya que muchos migrantes no tienen otra opción que caminar 300 kilómetros bajo temperaturas superiores a los 43 grados para llegar a la frontera.

Las autoridades migratorias en México condicionan la expedición del permiso de internamiento humanitario a la restricción de movimiento hacia la frontera, lo que agrava la situación de los migrantes. Incluso aquellos que poseen documentos migratorios, como credenciales con fotografía, no pueden abordar los autobuses debido al temor de los choferes a enfrentar represalias legales o laborales.

González señaló que los choferes temen ser encarcelados o perder sus empleos si transportan a migrantes extranjeros. Este miedo lleva a un trato inhumano hacia los migrantes, quienes solo desean llegar a la frontera para internarse en Estados Unidos. Cuando los migrantes preguntan al personal de las líneas camioneras cómo pueden viajar a la frontera, la respuesta es “a pie”, una sugerencia irreal dada la distancia y las condiciones climáticas extremas.

El regidor de derechos humanos en Monclova subrayó la necesidad de una acción legal para proteger los derechos de los migrantes, muchos de los cuales ya poseen una tarjeta de identificación emitida por el Instituto Nacional de Migración (INM) a través de la Secretaría de Gobernación. Estas credenciales deberían permitirles transitar sin obstáculos, pero la realidad en la central camionera es otra.

Desde el 4 de junio, el presidente Joe Biden introdujo nuevas medidas en la frontera entre Estados Unidos y México para mejorar la gestión del flujo migratorio. La orden ejecutiva estipula que la frontera se cerrará cuando los cruces diarios superen los 2,500, con el fin de controlar el número de personas que ingresan al país. Biden advierte a los migrantes que deben obtener una cita previa a través de la aplicación CBP One si buscan asilo y subraya que aquellos que intenten cruzar sin cumplir con este requisito serán devueltos.

La política también detalla quiénes pueden ingresar y quiénes no. Podrán entrar las personas que tengan una cita programada y aquellos que califiquen para el asilo bajo las normas internacionales y estadounidenses. Los migrantes deben presentar su solicitud a través de CBP One y esperar la aprobación de su cita antes de acercarse a la frontera. Aquellos que no tengan cita previa o no califiquen para el asilo no podrán ingresar.

Esta situación en la frontera y las nuevas políticas de Biden resaltan la creciente dificultad que enfrentan los migrantes cubanos y venezolanos en su intento por llegar a Estados Unidos. La falta de acceso a transporte en México y las estrictas medidas en la frontera estadounidense crean una crisis humanitaria que requiere atención urgente y soluciones efectivas para garantizar los derechos y la dignidad de los migrantes.

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