La empresa Brightline ha inaugurado una ruta de tren de alta velocidad que promete transformar la forma en que los residentes y visitantes se desplazan entre Miami y Orlando. Desde diciembre, este servicio conecta dos de los principales núcleos turísticos del estado, ofreciendo una alternativa rápida y eficiente con trenes que alcanzan los 200 kilómetros por hora.
Con una inversión de 5.000 millones de dólares por parte de Fortress Investment Group, Brightline apunta a captar a un estimado de 8 millones de viajeros anuales, facilitando el recorrido de los 378 kilómetros que separan ambas ciudades. La apuesta por la velocidad y la comodidad se refleja en las tarifas, con opciones que van desde los 158 dólares para la clase ejecutiva hasta los 298 dólares para la primera clase, además de paquetes especiales para familias y grupos.
Este servicio no solo destaca por su rapidez, sino también por la frecuencia diaria de 132 trenes, asegurando una conectividad constante y adaptable a las necesidades de los pasajeros. Brightline, que comenzó sus operaciones en 2018 con una ruta entre Miami y West Palm Beach, se consolida así como el primer servicio interurbano privado de pasajeros en Estados Unidos en el último siglo.
La visión de Brightline desafía la dependencia del automóvil personal, ofreciendo una alternativa más segura, ecológica y divertida. Según Mike Reininger, director ejecutivo de Brightline, este nuevo servicio representa una oferta de valor significativa para los usuarios, promoviendo un cambio en la percepción del transporte interurbano.
La expansión de Brightline no se detiene en Florida; la empresa tiene planes para conectar el sur de California con Las Vegas en 2027, con trenes que prometen alcanzar velocidades de hasta 305 kilómetros por hora. Asimismo, se contempla la expansión hacia Tampa y Jacksonville, lo que consolidaría aún más la red de alta velocidad en Estados Unidos, donde hasta ahora el servicio Acela de Amtrak era la única opción.
Los trenes de Brightline, propulsados por biodiesel, están diseñados para adaptarse a diferentes entornos, alcanzando velocidades de hasta 127 km/h en áreas urbanas y 200 km/h en zonas agrícolas, gracias a su diseño aerodinámico que minimiza la resistencia al viento y la fricción con las vías.