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Sorprendente enclave en la frontera EE.UU.-Canadá

Cataratas del Niágara vista desde Canadá
Cataratas del Niágara vista desde Canadá (Foto de Celimar)

La frontera entre Estados Unidos y Canadá, conocida históricamente por su estabilidad y baja militarización, ha visto un aumento considerable en el número de migrantes irregulares en los últimos años. El cruce fronterizo, que abarca 8.891 kilómetros y atraviesa tres océanos, ha registrado un incremento sin precedentes en los encuentros de migrantes irregulares, lo que ha llamado la atención de las autoridades de ambos países.

En el año fiscal 2021, las autoridades fronterizas de Estados Unidos reportaron alrededor de 27.000 encuentros de migrantes en su frontera norte. Un año después, en 2022, esta cifra se disparó hasta los 109.000, lo que representó un incremento del 597%. Durante el año fiscal 2023, la tendencia continuó al alza, con un total de 189.000 encuentros reportados.

Este aumento masivo en el número de migrantes irregulares se debe a varios factores. Entre ellos, destaca el uso de redes sociales, donde se promocionan servicios para cruzar la frontera. Además, la facilidad con la que los migrantes podían ingresar a Canadá desde países como México, antes de que se restablecieran los requisitos de visado, contribuyó a este fenómeno.

A pesar de este aumento en los cruces irregulares, la frontera entre Estados Unidos y Canadá sigue siendo una de las más tranquilas del mundo. A lo largo de sus miles de kilómetros, no hay grandes muros ni barreras extensas como en otras fronteras internacionales. En su lugar, hay más de 120 puntos de cruce oficiales, siendo el más transitado el de Windsor-Detroit, donde circulan diariamente más de 27.000 vehículos.

Este notable contraste entre el incremento de migrantes y la baja militarización de la frontera plantea preguntas sobre las estrategias que ambos países deben adoptar para gestionar el flujo migratorio sin alterar la histórica tranquilidad que ha caracterizado la región.

Gran parte de la frontera sigue el 49º paralelo norte, una línea divisoria acordada en el Tratado de Oregón de 1846, que ha sido respetada durante más de 175 años. Sin embargo, no todas las zonas de la frontera son tan claras. Point Roberts, por ejemplo, es un pequeño enclave estadounidense al sur de Vancouver que solo es accesible por tierra a través de Canadá, a pesar de pertenecer a Estados Unidos.

Otro de los puntos más curiosos de la frontera es la comunidad de Derby Line, en Vermont, Estados Unidos, y Stanstead, en Quebec, Canadá, donde la línea fronteriza atraviesa edificios como la famosa Biblioteca Haskell. Esta ubicación icónica, con una línea divisoria pintada en su suelo, refleja la cercana relación entre ambas naciones, a pesar del reciente incremento en los cruces irregulares.

Para marcar la separación física entre ambos países, se ha establecido un “Corte”, un claro de 20 pies de ancho que recorre grandes extensiones de la frontera. Este corte no solo sirve para marcar la división, sino que facilita la vigilancia en áreas remotas. Además, alrededor de 8.000 monumentos se han erigido a lo largo de esta frontera, facilitando la identificación para excursionistas y viajeros.

A pesar de estos esfuerzos por mantener la estabilidad en la frontera, el aumento en los cruces migratorios sigue siendo un tema de preocupación para las autoridades de ambos países. Se espera que el diálogo entre Estados Unidos y Canadá sobre cómo enfrentar este desafío continúe en los próximos meses.

Mientras tanto, la frontera sigue siendo un emblema de la cooperación binacional, con áreas naturales compartidas como el Parque Internacional de la Paz, la Cordillera de las Rocosas y el impresionante Lago Superior, el cuerpo de agua dulce más grande del mundo por superficie.

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