¿Cierre de fronteras o cooperación? El choque entre Trump y Sheinbaum por la inmigración ilegal.
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este miércoles que México ha acordado implementar medidas inmediatas para frenar la migración hacia su frontera sur, en el marco de una estrategia para combatir lo que él calificó como una “invasión ilegal”. Trump hizo el anuncio a través de su red social Truth Social, donde subrayó que las autoridades mexicanas detendrán a los migrantes que se dirigen a la frontera de EE.UU. con “efecto inmediato”.
El exmandatario estadounidense destacó que este paso representa un avance significativo en la lucha contra la inmigración ilegal y una promesa cumplida de su campaña electoral. Según Trump, este acuerdo refuerza su postura de que la inmigración descontrolada es una amenaza para la seguridad nacional de EE.UU. y que México debe colaborar más en su contención.
Sin embargo, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, reaccionó rápidamente a estas declaraciones, aclarando que el compromiso de su país no implica un cierre de la frontera sur. En un comunicado, Sheinbaum explicó que la conversación entre ambos líderes fue sobre la estrategia migratoria mexicana, pero en ningún momento se acordó tomar medidas tan extremas como las sugeridas por Trump. La presidenta aclaró que, en lugar de cerrar fronteras, México está manejando las caravanas de migrantes dentro de su territorio, evitando que lleguen a la frontera norte.
Además, Sheinbaum aseguró que durante la charla también se abordaron otros temas de cooperación, como el combate al tráfico de fentanilo y la seguridad en la región. En este sentido, México y Estados Unidos se comprometieron a seguir trabajando de manera conjunta en la lucha contra el narcotráfico y otros delitos transnacionales.
A pesar de las aclaraciones de Sheinbaum, Trump no dejó de presionar. En sus declaraciones, reiteró su amenaza de imponer aranceles a productos provenientes de México, Canadá y China. Según el exmandatario, esta medida busca presionar a los países involucrados para que colaboren de manera más eficaz en la seguridad fronteriza y en la lucha contra el tráfico de drogas. Trump enfatizó que, si los acuerdos no se cumplen, Estados Unidos podría tomar acciones económicas que afectarían significativamente a estas naciones.
Por su parte, Marcelo Ebrard, ministro de Economía de México, advirtió sobre las consecuencias que una medida como los aranceles tendría para la economía estadounidense. Ebrard señaló que, de implementarse, esta política podría resultar en la pérdida de hasta 400,000 empleos en EE.UU. y afectaría directamente los precios de los productos manufacturados en México, especialmente en sectores clave como la industria automotriz y la electrónica.
Estas tensiones reflejan la persistente división en torno a la política migratoria y comercial entre ambos países, que se ha intensificado en los últimos meses. A pesar de los esfuerzos por encontrar soluciones conjuntas, el futuro de la relación bilateral entre México y Estados Unidos sigue siendo incierto, con el tema de la migración como uno de los puntos más conflictivos.
El anuncio de Trump y los posteriores desmentidos por parte de las autoridades mexicanas destacan la complejidad del tema migratorio y las diferencias de enfoque entre ambos gobiernos. Mientras Estados Unidos presiona por medidas más estrictas, México insiste en la necesidad de una estrategia que respete los derechos humanos y la soberanía de los países involucrados.