
El caso del rapero cubano El Funky, quien obtuvo la residencia permanente en Estados Unidos tras enfrentar una orden de deportación, encendió expectativas entre migrantes en situación similar. La intervención de la congresista María Elvira Salazar y la labor de abogados de inmigración resultaron decisivas.
El artista, conocido por su participación en Patria y Vida, atravesaba un panorama común para muchos cubanos que llegaron en los últimos años. Su expediente fue encauzado bajo los precedentes de la Ley de Ajuste Cubano.
El abogado Ismael Labrador explicó que esta norma permite solicitar la residencia tras un año de permanencia en el país. Subrayó que los antecedentes del solicitante y el cumplimiento de requisitos formales son determinantes.
En el caso de El Funky, la defensa presentó pruebas de buen comportamiento y contribución a la comunidad. Según Labrador, esa evidencia fue clave para superar la deportación pendiente y sostener el ajuste de estatus.
“El Funky estaba en una situación de vulnerabilidad, pero su caso refleja lo que muchas personas pueden lograr con la asesoría legal adecuada”, dijo el abogado en entrevista con el periodista Mario J. Pentón.
La congresista Salazar resaltó el carácter humano del expediente y apoyó la gestión. Esa interlocución política fue señalada como un factor que ayudó a encaminar una decisión favorable.
La resolución, sin embargo, no es extrapolable a todos. Otros cubanos con órdenes de expulsión, como Junier Portal Pérez —detenido en el Centro de Detención de Alligator Catrás—, siguen a la espera de una salida migratoria bajo la Ley de Ajuste Cubano.
Labrador indicó que el mayor obstáculo para quienes portan I-220A es la ausencia de una fecha de corte. Esa condición complica el proceso de deportación y vuelve casi imposible acceder a una fianza.
“En casos como el de Junier, es necesario presentar argumentos sólidos para obtener un parole”, explicó. Advirtió que se trata de un trámite legal complejo y con resultados inciertos.
Aun con esas dificultades, recordó que los cubanos conservan una vía de ajuste única en el marco legal estadounidense. La estrategia más efectiva, dijo, suele pasar por el asilo o por el ajuste directo bajo la Ley de Ajuste Cubano.
El proceso puede ser largo y sin garantía de éxito. La saturación del sistema y las políticas vigentes agregan presión sobre expedientes que, aun cumpliendo la norma, enfrentan demoras y rechazos.
“Siempre hay opciones legales que pueden ayudar a obtener la Green Card, pero la probabilidad de éxito depende del caso específico”, concluyó Labrador.