
El 7 de octubre, el cierre parcial del gobierno de Estados Unidos causó importantes interrupciones en el transporte aéreo, afectando a varios aeropuertos clave del país. La escasez de personal, especialmente entre los controladores de tráfico aéreo, provocó retrasos masivos y cancelaciones de vuelos, lo que generó caos tanto en vuelos nacionales como internacionales.
La Administración Federal de Aviación (FAA) informó que aeropuertos importantes como los de Nashville, Boston, Dallas, Chicago y Filadelfia experimentaron graves interrupciones, mientras que los centros de control de tráfico aéreo de ciudades como Atlanta, Houston y Dallas-Fort Worth también vieron afectada su capacidad operativa.
Según FlightAware, más de 3.600 vuelos fueron retrasados el martes 7 de octubre, con 70 cancelaciones registradas. Al día siguiente, la situación no mejoró, con 460 vuelos retrasados y 25 cancelados.
El Departamento de Transporte (DOT) detalló que más de 11.000 empleados de la FAA serían enviados a licencia sin sueldo debido al cierre, lo que exacerbó aún más los problemas en los aeropuertos. Sin embargo, más de 13.000 controladores aéreos seguirían trabajando, aunque sin recibir pago durante este periodo. Este problema, relacionado con el aumento de ausencias por enfermedad de los controladores debido a la falta de pago, fue comparado con la crisis vivida en enero de 2019, cuando un cierre del gobierno similar afectó gravemente los vuelos de la Costa Este de EE.UU.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, alertó que este cierre podría generar un “efecto dominó” que afectaría los viajes durante los próximos días, con posibles paradas en tierra en aeropuertos clave, como el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Arlington y el Aeropuerto Internacional de Miami.
La situación también provocó indignación entre los funcionarios locales. El gobernador de California, Gavin Newsom, criticó al gobierno de Donald Trump por la falta de controladores en el Aeropuerto Hollywood Burbank, que estuvo sin ellos durante casi seis horas. Por su parte, el gobernador republicano de Texas lamentó la situación en los aeropuertos de Houston, que estuvieron a punto de enfrentar paradas en tierra debido a la falta de personal.
Además de los retrasos dentro de EE.UU., algunos aeropuertos internacionales también fueron afectados, incluidos los de San Francisco, Nueva York, Nueva Jersey y Boston, con cancelaciones de vuelos internacionales y conexiones de última hora.
En el Aeropuerto O’Hare de Chicago, se implementó un programa de retrasos durante la noche, que se extendió hasta cinco horas, afectando a miles de viajeros. La incertidumbre en torno al cierre del gobierno ha generado preocupación, ya que los controladores aéreos siguen trabajando sin pago, aunque se espera que reciban pagos retroactivos una vez que el cierre termine.
Este cierre subraya las vulnerabilidades del sistema de transporte aéreo de EE.UU., mientras los trabajadores del sector y los viajeros enfrentan los efectos de un gobierno federal paralizado y una administración que aún no ha garantizado pagos justos para sus empleados.