Crisis energética en Cuba explota con apagones masivos y descontento popular en redes sociales
La inesperada salida de la unidad generadora Energás Boca de Jaruco la noche del domingo 1 de junio desencadenó apagones masivos en la región occidental de Cuba y agravó la crisis eléctrica nacional. Según fuentes oficiales, el corte afectó más de 1.700 megavatios (MW) del sistema eléctrico, generando una desconexión automática de circuitos que dejó sin luz a amplias zonas del país.
El incidente se originó en la subestación eléctrica del Diezmero, donde un fallo provocó que la unidad de Boca de Jaruco, con capacidad de 160 MW, dejara de operar. Lázaro Manuel Alonso, portavoz del Partido Comunista de Cuba (PCC), confirmó que esta falla fue el detonante del apagón.
El periodista oficialista José Miguel Solís informó que la desconexión fue consecuencia de un disparo automático de la unidad, que también afectó varias líneas de transmisión y redujo la generación energética del sistema nacional. Esta situación generó un déficit crítico en el suministro eléctrico.
La crisis se profundizó en las últimas 24 horas, de acuerdo con reportes de la Unión Eléctrica y el Ministerio de Energía y Minas. El director general de electricidad, Lázaro Guerra Hernández, explicó que el déficit alcanzó 1.717 MW, coincidiendo con la máxima demanda del sistema. La escasez se debe, principalmente, a la insuficiente capacidad de generación y a daños en plantas térmicas clave.
El informe oficial del lunes 2 de junio pronostica que la afectación será de 1.300 MW al mediodía, aumentando a 1.680 MW durante la noche, periodo de mayor consumo. Varias plantas permanecen fuera de servicio por fallas mecánicas y otras, aunque operativas, no producen energía por falta de combustible.
El desabastecimiento crónico de combustible y lubricantes agrava la situación y limita la operatividad de las unidades generadoras, lo que evidencia una ausencia de previsión gubernamental. La falta de recursos ha puesto al sistema eléctrico al borde del colapso.
En las redes sociales, la reacción de los cubanos ha sido inmediata y crítica. Usuarios como Marietta Alvarez denunciaron la irresponsabilidad del régimen por no garantizar el suministro de insumos esenciales para la generación. Otros, como Leonardo Rossi y Ashley Carmenate, expresaron escepticismo ante las promesas de “mejoras” que se dilatan sin resultados concretos.
El impacto diario de los apagones también genera frustración entre la población. Roberto González Perdomo lamentó no poder realizar tareas básicas, mientras Yasmany González denunció que el pueblo sufre mientras la élite permanece indiferente.
Las críticas se extienden a la gestión desigual del suministro eléctrico. Renting Havana Cristy acusó favoritismos en la distribución de la energía, con barrios privilegiados que mantienen la corriente frente a otros que quedan a oscuras reiteradamente.
Además, los usuarios reclaman transparencia y respuesta inmediata de las autoridades. Teresa Lago y Lissette Polo denunciaron desinformación y falta de comunicación oportuna en medio de la crisis.
El sentimiento predominante en los mensajes es de indignación y desesperanza. Muchos califican la situación como un “desastre sin solución” y cuestionan la capacidad del sistema político cubano para resolver la crisis energética que afecta a millones.
La crisis eléctrica en Cuba, lejos de encontrar solución, mantiene en alerta a la población y evidencia las graves deficiencias estructurales de un sistema que sigue colapsando bajo la incapacidad y negligencia del gobierno.
