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Cubana apresada en EEUU por estafa en el parole humanitario cuenta su experiencia

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Su salvación fue asegurar, que temía regresar a Cuba, pues ese "detalle" fue usado en la defensa de un caso de asilo político, alegando persecución y miedo creíble, por los abogados que contrató. (Foto: Captura de Youtube-Mario Pentón)

Después de un largo proceso judicial, la cubana Naya Cruz Fonseca, quien fuese víctima y posteriormente, apresada en EEUU por estafa en el parole humanitario, cuenta su experiencia.

Según el testimonio ofrecido por la joven al periodista Mario J. Pentón, su intento de adelantar ese proceso migratorio terminó como menos pensaba, pues al arribar a Estados Unidos fue encarcelada por las autoridades migratorias.

Fue en enero de este año cuando su novio residente en territorio estadounidense le puso el parole, sin embargo tras seis meses de espera que contrataron los servicios de una supuesta abogada, quien de manera rápida consiguió el permiso de viaje falso, el que no fue detectado al salir de la Isla, pero al llegar a EEUU fue descubierto por las autoridades.

“Esta abogada afirmó que se encargaría de todo el proceso y yo no tuve que hacer nada. En la aplicación CBP One, ella se ocupó de todo; solo tenía que enviarle mis datos. Al salir del aeropuerto de Holguín no hubo problema. Incluso antes de hacer el check-in, revisaron mi autorización de viaje y parecía que todo estaba en orden”, dijo Cruz Fonseca.

Fraude en el parole humanitario

Asimismo, explicó a detalle cómo fue procesada por la ilegalidad cometida, aún y cuando no era de su conocimiento. Al respecto, dijo que en el aeropuerto, tras explicarle que su documento era falso, fue detenida y luego enviada a un centro de detención federal.

Tal vez, su salvación fue asegurar, que temía regresar a Cuba, pues ese “detalle” fue usado en la defensa de un caso de asilo político, alegando persecución y miedo creíble, por los abogados que contrató.

Por otro lado, la antillana rememoró los días que sufrió en una celda, rodeada de maleantes y dijo “Pasé dos noches en esa cárcel, rodeada de delincuentes. Una mujer frente a mi celda se golpeaba contra las paredes y gritaba constantemente. Fue aterrador. Luego me trasladaron a un centro de detención migratorio, donde estuve dos meses”.

Ahora, en libertad pero con un proceso migratorio pendiente, Naya Cruz Fonseca, ha decido contar su historia para que sirva de advertencia a otros miles que esperan por su aprobación del parole humanitario.

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