
El congresista cubanoamericano Mario Díaz-Balart afirmó que el régimen de Nicolás Maduro enfrenta “tres opciones críticas” en el corto plazo, en un contexto de endurecimiento de la política estadounidense. Lo dijo en una entrevista con el periodista Mario J. Pentón.
Díaz-Balart describió acciones y estrategias impulsadas por Donald Trump y el senador Marco Rubio para revertir concesiones previas a los regímenes de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Según el congresista, el objetivo es recalibrar la presión y “terminar con la apaciguación”.
El legislador sostuvo que Estados Unidos volvió a catalogar a Cuba y Venezuela como “estados terroristas” y que ese enfoque se acompaña de sanciones y movimientos militares en la región. Presentó esas medidas como parte de una estrategia hemisférica.
De acuerdo con su relato, la meta es desarticular grupos “narcoterroristas” que operan en América Latina. Señaló que el fortalecimiento de la presencia de EE.UU. busca limitar apoyos y financiamiento a esos actores.
Sobre Maduro, Díaz-Balart enumeró tres salidas: abandonar el poder; enfrentar un destino similar al de Manuel Noriega, preso en Estados Unidos; o terminar como el general iraní Qassem Soleimani, “en polvo en una bolsa plástica”, una referencia que el congresista planteó en términos metafóricos.
A su juicio, el margen de maniobra del chavismo se reduce por la presión nacional e internacional. Indicó que, aunque existe “un pequeño margen de tiempo”, Washington acelera decisiones para forzar definiciones en Caracas.
El congresista añadió que las maniobras militares cercanas a Venezuela forman parte de esa presión. No ofreció cronogramas, pero subrayó que el mensaje busca impactar en los cálculos del gobierno de Maduro.
Díaz-Balart destacó también la ofensiva contra empresas que, según dijo, sostienen económicamente a La Habana y Caracas. Mencionó firmas con vínculos comerciales en Estados Unidos que “lucran con la miseria” y adelantó la intención de cerrar esos negocios y sancionar a responsables.
Afirmó que espera respuestas más rápidas de las autoridades estadounidenses. Sostuvo que cubanos y venezolanos —dentro y fuera de sus países— “exigen resultados concretos”, y pidió que las decisiones reflejen esa urgencia.
En el plano migratorio, el legislador expresó frustración por el tratamiento a portadores del formulario I-220A. Dijo que muchos jóvenes cubanos entraron legalmente y requieren una vía clara para regularizarse.
Apeló a la Ley de Ajuste Cubano como marco para una solución. Propuso un enfoque más flexible que permita a esos inmigrantes trabajar y aportar a la economía, en lugar de quedar expuestos a deportación.
Finalmente, llamó a la Casa Blanca a impulsar una reforma que beneficie a quienes llegaron para integrarse al mercado laboral estadounidense, sin renunciar a sus derechos. Reiteró que los próximos meses serán “claves” para Venezuela, Cuba y Nicaragua.