
Varios cubanos deportados recientemente desde Estados Unidos han compartido sus testimonios sobre las difíciles circunstancias que enfrentaron al ser obligados a retornar a la isla desde la que habían huido. Todos los deportados se encontraban en territorio estadounidense sin acreditar un estatus migratorio legal.
Uno de los deportados relató su experiencia luego de haber vivido dos años en EE. UU. Según su testimonio, su proceso migratorio fue legal hasta que fue detenido por las autoridades. Asegura que, tras su arresto, fue separado de su hija, quien tiene ciudadanía estadounidense. Pese a las dificultades, este hombre expresó que, si su hija no puede salir del país, estaría dispuesto a arriesgar su vida nuevamente para intentar reunirse con ella, aunque las autoridades le informaron que su hija no puede abandonar Estados Unidos.
Otro deportado compartió que fue detenido mientras se encontraba en un carro en la calle, a pesar de contar con un parole humanitario, lo cual hacía legal su permanencia en el país. La experiencia lo dejó marcado emocionalmente y, tras su deportación, aseguró que no tiene intenciones de retomar ningún proceso migratorio en el futuro. Este hombre manifestó que su futuro está en Cuba, donde planea quedarse, a pesar de las difíciles condiciones que se enfrentan en la isla.
Desde la reanudación de los vuelos de deportación en abril de 2023, las autoridades de Estados Unidos han intensificado sus esfuerzos para frenar el flujo irregular de migrantes cubanos. Estos vuelos, que habían sido suspendidos desde 2020, forman parte de la estrategia migratoria de la administración de Joe Biden. A pesar de las expectativas de cambio tras la llegada de la administración Trump en 2025, los vuelos hacia Cuba continúan con la misma regularidad, operando una vez al mes.
El último vuelo, que tuvo lugar en agosto de 2025, trasladó a 161 cubanos. Las deportaciones hacia Cuba se realizan bajo un acuerdo bilateral entre ambos gobiernos, en el cual las autoridades cubanas aceptan el regreso de sus nacionales con ciertas condiciones. El Ministerio del Interior (Minint) tiene la última palabra sobre la aceptación de los deportados, aunque hay ciertos criterios que limitan la posibilidad de retorno, como el tiempo fuera de Cuba y el historial criminal.
Un nuevo escenario ha surgido recientemente con la reanudación de deportaciones hacia México. Aunque el gobierno mexicano no ha confirmado un acuerdo formal con Estados Unidos, las autoridades han comenzado a aceptar la llegada de cubanos deportados. Según testimonios de los deportados, algunos han sido trasladados a Tabasco, México, donde se les ha dado un plazo de dos semanas para regularizar su situación migratoria.
Este cambio en las deportaciones hacia México ha generado incertidumbre entre los migrantes, que temen quedar atrapados en un limbo sin un futuro claro. En uno de los casos documentados, un cubano que fue liberado bajo parole tras años de detención en Luisiana, fue arrestado nuevamente y deportado a México, lo que subraya las complejidades y contradicciones de las políticas migratorias entre ambos países.
Las deportaciones hacia México, sumadas a la continuación de las deportaciones hacia Cuba, abren nuevas interrogantes sobre el futuro de los migrantes cubanos. Estos relatos reflejan la angustia y desesperación de los deportados, que se enfrentan no solo a un retorno físico a sus países de origen, sino a la incertidumbre legal y emocional de su situación.
Con el constante vaivén de las políticas migratorias de ambos países, los migrantes cubanos siguen luchando por reunirse con sus familias y por un futuro mejor, en medio de un panorama político y social cada vez más complicado.