
El presidente Donald Trump ha anunciado la fecha de distribución para los esperados cheques de estímulo de $2.000, dirigidos a los estadounidenses de ingresos medios y moderados. Según el mandatario, los pagos se emitirán entre mediados y finales de 2026, financiados con los ingresos obtenidos de los aranceles impuestos a diversas importaciones.
“Hemos obtenido cientos de millones de dólares de los aranceles. Vamos a emitir dividendos más adelante, probablemente a mediados del próximo año o un poco más tarde”, señaló Trump en una rueda de prensa desde la Casa Blanca. La medida, que beneficiará principalmente a ciudadanos de ingresos moderados, es vista como un intento de reactivar la economía utilizando los fondos recaudados por la política fiscal de su administración.
Aunque los cheques de estímulo de $2.000 se destinan a aliviar las finanzas de las familias estadounidenses, aún no se han especificado detalles cruciales, como si los pagos incluirán a los niños o si habrá un límite de ingresos. Trump presentó la propuesta en su red social Truth Social, sugiriendo que los dividendos serían excluyendo a los hogares de altos ingresos.
Sin embargo, la propuesta ha generado escepticismo entre los expertos económicos. Erica York, de la Tax Foundation, expresó que los cálculos de recaudación no parecen viables. Por su parte, John Ricco, de la Universidad de Yale, estimó que los aranceles generarán entre 200.000 y 300.000 millones de dólares, una cantidad insuficiente para financiar los $600.000 millones necesarios para cumplir con el plan de pagos.
Historial y efectos económicos de los cheques de estímulo directos
El concepto de los cheques de estímulo directo no es nuevo en Estados Unidos. En 2008, el presidente George W. Bush firmó la Economic Stimulus Act, que incluía pagos directos de hasta 600 dólares para mitigar los efectos de la Gran Recesión. Sin embargo, fue durante la presidencia de Trump, en 2020, cuando los cheques de estímulo masivos se convirtieron en una herramienta clave para hacer frente a la crisis económica derivada de la pandemia de COVID-19.
Bajo la Ley CARES, el gobierno de Trump aprobó varios paquetes de estímulo, incluyendo pagos directos de hasta 1.200 dólares por persona, para sostener la economía durante el cierre masivo de actividades y el aumento del desempleo. Estos pagos ayudaron a mantener la demanda agregada, brindando alivio económico inmediato a las familias.
No obstante, el impacto de estos pagos también ha sido objeto de debate. Si bien aliviaron la pobreza y apoyaron el consumo, algunos economistas advierten que el aumento de la demanda sin un aumento proporcional en la oferta contribuyó a la inflación, lo que podría generar desequilibrios macroeconómicos a largo plazo.






